Hoy salí a correr y cuando estaba justo a la mitad del camino comenzó a llover. En el momento pensé: «Se me va a dañar el pelo, me puedo enfermar si me mojo, debo buscar dónde esperar a que se vaya la lluvia» y acto seguido volví a pensar: «mi pelo igual lo tengo que lavar, por unas lloviznas nadie se enferma y esta lluvia lo que hará es refrescarme» – ¡Cambié el pensamiento! ♥️ Fui capaz!!! Y es …que en tantos momentos de la vida vamos a recibir inesperadas sorpresas y nos toca a nosotros decidir como las recibimos, las enfrentamos y las atravesamos! Pensar lo mejor es siempre una decisión, somos responsables de renovar nuestros pensamientos, así como dice Romanos 12:2 – es la única manera de ser transformados cada día.
Al final del día, correr debajo de la lluvia es una de las bendiciones más ricas que Dios nos regala!