Siempre había deseado tener la experiencia de practicar “paddle board”… La oportunidad se me había dado y creía que estaba lista. Me dieron todas las “innecesarias” indicaciones, ¿para qué tantos detalles, si esto se ve que es fácil?…
Así actuamos cuando el desconocimiento es tanto que ni siquiera tenemos miedo… Vemos a los baloncestistas de la NBA fallar “jugadas tan simples”…. No entendemos ¿cómo un cantante puede olvidar la letra de su canción?, ¿cómo un gimnasta cae sentado en las Olimpiadas? ¿Cómo un pastor cometió semejante imprudencia? ¿Cómo una concursante a un certamen de belleza puede decir algo tan tonto? Sentir miedo escénico no es otra cosa que darnos cuenta (tarde) de que estamos en una situación (que ya no podemos evitar) en donde estamos siendo expuestos públicamente (y no habíamos pensado suficiente sobre eso) y que si nos va mal vamos a ser el hazme reír de todos…. Y aunque sabes que si te va bien vas a ser la sensación, los nervios y el temor a caer (públicamente) te hacen preguntarte ¿era necesario estar aquí?… El miedo llega a ser tanto que justo te pasa lo que tanto temías, el miedo te hacer cometer un error, una tontada y fallar como jamás imaginaste.
Es ahí cuando, como Pedro, miras hacia abajo y te das cuenta de que estas parado sobre el mar (que cosa tan loca estoy haciendo, ¿Cuándo se me ocurrió esta idea?) y el miedo te invade y ¡comienzas a hundirte!
Pues algo así me pasó… Me paré sobre la tabla, y cuando me vi parada sobre el mar (en una tabla) me dio terror…. Pensé más en la posibilidad de caerme (y todas las formas de caerme) que comencé a gritar con terror (sin haberme caído). Ahí estaba yo, una mujer de 35 años, parada sobre una tabla de “paddle board” en una playa de Aruba (sin olas y en solo 3 pies de profundidad) gritando frenéticamente como una niña de 5 años. Ah! Y ¡frente a mis compañeros de trabajo!…
¿Qué aprendí?
- Que a veces nos atrevemos a lanzarnos a una aventura para la que no estamos preparados…
- Pero el desconocimiento es tanto que nunca nos hubiéramos preparado porque no sabíamos que debíamos hacerlo.
- Que no soy de las que escucha consejos previos. ¡Vamos a hacerlo y en el camino me explicas!
- Qué tal si me detuviera a escuchar las instrucciones, aclarar dudas, practicar en tierra en lugar de ir con tanta prisa a probar para entonces llamar la atención por hacer el ridículo…
- Que todos se enfocan en que Pedro miró hacia abajo y se hundió…
- Pocos colocan su atención en la valentía y la fe que tuvo para lanzarse sin saber…
- Pero una cosa también aprendí… Que si lo hubiese pensado más, no lo hubiese hecho nunca.
- Cuando uno lo piensa mucho, en la reflexión pierde la fe, llega el temor y ya no te atreves.
Si estas a punto de lanzarte en una aventura y sientes que Dios te está diciendo “ven” ¡sal de la barca y que no te importe el ridículo!
Creo fielmente que a Dios le gusta la gente dispuesta, porque una vez estés sobre el mar sea que grites o no, llegará un momento en donde tendrás que decir, bueno ya estoy aquí, con o sin miedo hagámoslo. Pero mientras la seguridad de la orilla o del bote te acompañe, lo retrasarás y quizás nunca te lances.
Jesús sacó a Pedro de la situación, El no dejó que Pedro se hundiera… Jesús nunca le dijo a Pedro “que imprudente eres” “cómo se te ocurre que tu podías lograrlo”, Jesús le reclamó por haber perdido la fe en el camino, pero ¡nunca le reclamó por atreverse! ¡Tampoco te reclamará a ti y mucho menos te dejará hundir!
Sorprende a Dios con tu fe y atrévete a hacer aquello que siempre has deseado hacer y que sientes que Dios te invita a hacer. Lánzate, qué importa el ridículo, que importa si gritas, si aquel día no hubiese hecho el ridículo gritando en Aruba nunca hubiese descubierto mi pasión por este deporte y me hubiese perdido de todo lo que Dios a través de él me ha enseñado. Hoy no tendría este blog ni estaría comenzando esta nueva aventura, en la que quizás al principio haga el ridículo y cometa errores, pero sé que a Dios le gusta como soy. A él le gustan las personas que se lanzan, que creen, que no lo piensan mucho y salen a caminar sobre las aguas con El… “…sin fe es imposible agradar a Dios”. Hebreos 11:6